martes, 16 de marzo de 2010

Las incapacidades de una figura de mentira

El quinto de la tarde, marrajo de Zalduendo que apuró al Minotauro de Chiva.




Plaza de toros de Valencia. Feria de Fallas. Sexta de abono. Lleno. Toros de Zalduendo para Enrique Ponce y Julián López `` El Juli´´.



El ganadero D. Fernando Domecq Solís sigue alimentando la mala reputación de la que goza su ganado entre el aficionado. Ya no es que salgan feos, gatunos, anovillados, mansos y tiernos como un suspiro. Cabe preguntarse para qué ponen fundas si después, un par de días antes de la corrida, les dan un afeitado y apurado a fondo. Doble manipulación y doble fraude. Mientras tanto, la autoridad mira hacía otro lado. ¿por qué no se piden análisis de las astas? Lo de hoy, otro escándalo, otra mueca en el revólver de los taurinos. Y el público, cómplice y pardillo. Ni una sola protesta en lo que va de feria, y motivos ha habido para ello. Los públicos hoy día tienen buenas tragaderas.



El triunfador de la tarde, y me da que de la feria, ha sido el Juli. Ha llegado a un punto de madurez, de dominio técnico y sapiencia que le da igual la clase de ganado que tenga enfrente. Le da igual encerrarse con churras, merinas y de vez en cuando, hasta con segureñas. Deleitó al respetable con su toreo automotriz de siempre, en plan enfermero, un tanto sosaina, cargado de recursos pueblerinos. Lo más aclamado de la tarde, un trapazo de rodillas para rematar un quite por lopecinas ante un animal mortecino. Cortó cuatro orejas gracias al poder fulminante del julipié. Al cuarto quiso matarlo recibiendo y le pegó un pinchazo en la paletilla. Sin trampas no hay paraíso, Julián.



Enrique Ponce se ha visto desnudado por un quinto que le ha salido rana. De salida, soñoliento esperando que el bóvido mostrara la borreguez del encaste, se llevó un susto gordo. Más que susto, desagradable sorpresa. Fue desarmado con el capote y con la muleta; para entrar a matar pasó sus apuros y ni con el descabello dejó de pasar fatiga. La noticia para los medios: Enrique Ponce también suda. Ha degradado de tal manera la tauromaquia el torero de Chiva, que cualquier cosa, como la producción de secreción de sus glándulas ecrinas, se convierte en la noticia del año. Porca miseria. En sus dos primeros, anduvo en plan esteta, haciendo del toreo algo más cercano a los coros y danzas que al arte de la lidia.



Mañana, con ilusiones por ver a el Cid, por el que apuesto este año, con interés por ver qué cara de Luque vemos. El tercero en el cartel, Rubén Pinar, clón del Juli. Los toros, esta vez sí, de Alcurrucén.
















1 comentario:

Enrique Martín dijo...

Esta foto ilustra perfectamente lo que el maestro Ponce no se cansa de repetir, que hoy disfrutamos del toro más bravo y más encastado de la historia del toreo. Si es que no hay más que verlo y el mérito de esos chicos haciéndole cucamonas a este Barrabás. Me estremece.